Tos ferina en Puebla, sigue a la alza y Armenta de fiesta

Puebla.- Mientras el gobernador Alejandro Armenta sigue de fiesta, los casos confirmados de tos ferina en Puebla siguen en aumento y ascienden oficialmente a solo siete, con una tasa de incidencia del 0.10%, la confirmación de dos muertes —presumiblemente evitables— pone en evidencia posibles rezagos en la cobertura de vacunación y en la detección oportuna de esta enfermedad prevenible. La Secretaría de Salud federal también reportó 27 casos probables bajo análisis, lo que sugiere que la cifra real podría ser mayor.
A nivel nacional, el brote se ha cobrado ya 48 vidas y se han confirmado 809 casos, lo que contradice cualquier percepción de control total. Los estados con más casos —Aguascalientes, Ciudad de México y Chihuahua— también muestran disparidades preocupantes en la capacidad de respuesta sanitaria.
En Puebla, la presencia activa de la enfermedad y las muertes asociadas revelan una posible falta de seguimiento eficaz de esquemas de vacunación infantil y atención prenatal. La mayoría de las muertes han ocurrido en menores de un año, una población que depende completamente de la inmunización materna durante el embarazo y del acceso oportuno a servicios de salud.
El secretario de Salud, David Kershenobich, subrayó la necesidad de que las mujeres embarazadas reciban la vacuna contra la tos ferina a partir de la semana 20 de gestación. Sin embargo, este llamado llega tarde para las familias que ya han perdido a un menor por una enfermedad que, con un sistema de salud primario robusto, debería estar controlada.
Esta situación obliga a cuestionar la eficacia de las campañas de vacunación, la cobertura en zonas marginadas y la capacidad de detección temprana. Si bien el discurso oficial insiste en la prevención, la evidencia muestra que aún existen barreras logísticas, educativas y estructurales que limitan la protección de los grupos más vulnerables.
Mientras las autoridades refuerzan la vigilancia epidemiológica, queda claro que la reactivación de enfermedades prevenibles, como la tos ferina, debe ser un llamado de atención sobre el debilitamiento de políticas públicas de salud en algunos sectores, especialmente tras los efectos rezagados de la pandemia de COVID-19.