Un nombramiento cuestionable para una causa urgente
Puebla.- El reciente nombramiento de Juan Enrique Rivera Reyes como nuevo titular de la Comisión de Búsqueda de Personas en el estado de Puebla genera más dudas que certezas, y es motivo de preocupación entre quienes exigen un compromiso real y profesional con esta delicada labor.
Rivera Reyes no es un perfil técnico ni ciudadano con trayectoria en derechos humanos, atención a víctimas o procesos de búsqueda. Por el contrario, se trata de un expriista con una carrera claramente marcada por intereses partidistas.
Fue presidente municipal de Chignahuapan y operador político del PRI en Puebla, donde ocupó la Secretaría de Operación Política del Comité Directivo Estatal. ¿Qué lo califica para asumir una de las tareas más sensibles del Estado?
La rapidez con la que se realizó el proceso también despierta sospechas. Del 10 al 22 de abril —menos de dos semanas— se emitió la convocatoria, se cerró el registro, se hicieron evaluaciones y entrevistas, y se nombró al ganador.
En un país con más de 100 mil personas desaparecidas, la responsabilidad de este cargo amerita no solo celeridad, sino profundidad y transparencia, dos cualidades que brillan por su ausencia en este proceso.
Además, el hecho de que el “mejor evaluado” haya sido precisamente un exalcalde con antecedentes partidistas y sin experiencia directa en temas de búsqueda, reitera la costumbre del reciclaje político: colocar a los mismos de siempre, ahora en espacios que deberían estar encabezados por perfiles comprometidos con las víctimas, no con cuotas de poder.
El mensaje es alarmante: la Comisión de Búsqueda de Personas de Puebla, una institución que debería ser un faro de esperanza para cientos de familias, podría estar en manos de alguien cuya trayectoria no representa ni empatía ni experiencia con la crisis de desapariciones. Si el Estado no garantiza perfiles idóneos, la impunidad y el abandono seguirán marcando el rostro de quienes aún buscan a sus seres queridos.
