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Puebla, la herida abierta del huachicoleo

Puebla, la herida abierta del huachicoleo

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Puebla.- No hay duda: el huachicoleo sigue latiendo con fuerza en el subsuelo poblano. Pese a los operativos, los decomisos y los discursos oficiales, Puebla sigue siendo el corazón del robo de combustible en México.

Las cifras no mienten: solo en abril de 2025 se detectaron 40 tomas clandestinas en tres municipios de la Sierra Norte —Huauchinango, Ahuazotepec y Xicotepec— y, en lo que va del año, la cuenta ya alcanza las 100.

El panorama es desolador. La Secretaría de Marina, junto con la Seguridad Física de PEMEX, recorre caminos rurales en busca de ductos violentados, mientras la Secretaría de Seguridad Pública reconoce la operación activa de al menos cuatro bandas huachicoleras en Amozoc.

Más grave aún es el señalamiento de que grupos del crimen organizado, incluso con presencia extranjera, se ocultan en viviendas abandonadas. Es decir, el huachicol no solo sobrevive, sino que se transforma, se fortalece y se adapta.

¿Qué ha fallado? La respuesta es incómoda, pero clara: la impunidad. Durante años, el robo de combustible ha sido un negocio rentable y de bajo riesgo. La colusión entre criminales, autoridades locales y ciudadanos, sea por miedo o necesidad, ha creado una red profundamente enraizada.

Puebla, tercer lugar en tomas clandestinas en sexenio de AMLO; huachicoleo  se extiende a más de 30 municipios y regiones | El Universal

Resultados no son los esperados

El Estado de Puebla ha actuado, sí, pero siempre desde la lógica del apagafuegos: se desactiva una toma hoy, mientras otra se instala mañana a unos kilómetros de distancia.

La situación no solo representa un robo a la nación —literalmente, pues se trata de recursos públicos—, sino un riesgo para miles de familias que viven cerca de ductos manipulados, con el constante peligro de explosiones, fugas y contaminación. Y es también un golpe a la esperanza de que Puebla se sacuda, de una vez por todas, el estigma de ser la capital del huachicol.

Si el Estado mexicano quiere resultados distintos, debe cambiar la estrategia. Hace falta ir más allá del patrullaje y las clausuras. Se requiere una política integral que combine inteligencia, inversión social y, sobre todo, justicia.

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Porque mientras el huachicol siga siendo un negocio más rentable que trabajar o estudiar, y más fácil que emprender, será imposible erradicarlo con soldados y herramientas.

Puebla merece más que operativos esporádicos. Merece un compromiso sostenido, honesto y profundo. Porque cada toma clandestina no solo es un delito: es una señal de que el Estado aún no logra tomar control total de su territorio.

Para entender el huachicol – Puebla Contra la Corrupción

Gloria Lopez


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