Caos, desafíos en Mérida y el irreversible daño ecológico al subsuelo por grupos inmobiliarios
Como cualquier otra ciudad central dentro de una zona metropolitana de servicios y turismo, Mérida responde a las demandas y desafíos que le impone la aglomeración urbana; lo que ha posibilitado el desarrollo de la inversión privada dentro del municipio, mismo que ha impulsado el crecimiento del tejido urbano hacia la periferia de la ciudad consolidada y su integración con diversas comisarías de la ciudad. Pero es lamentable que dentro de ese crecimiento no contemple los daños ecológicos al subsuelo, al agua y a la gente misma.
Sabemos que se ha consolidado como polo de servicios, con una alta valoración de calidad de vida y con niveles de seguridad muy por arriba de la media mexicana. Aunado a estos factores, en las últimas dos décadas esta ciudad ha enfrentado diversos desafíos derivados de la globalización, así como de los modelos políticos, económicos y sociales del neoliberalismo, teniendo como expresión primigenia la expansión territorial a pasos agigantados. Es de cuestionar qué calidad de vida, cuando privilegian los negocios de magnates inmobiliarios e ignoran lo que es prioridad para el ecosistema y evitar la contaminación, pero que no lo contemplan dentro de esa mina de oro conocida como boom inmobiliario.
La llamada gentrificación que se está viviendo actualmente en las comisarías y otros entornos periurbanos a Mérida, debe de ser empleada críticamente como una visión de futuro y como herramienta para la comprensión del devenir de la ciudad y de su posible transformación. Si lo que se desea es vivir en justicia y equidad, se debe de tomar esta experiencia como herramienta para el desarrollo integral de los entornos, evitando así la segregación, la exclusividad y el desplazamiento, y sobe todo cuidar el medio ambiente y el subsuelo yucateco.
Las renovaciones urbanas en las comisarías representan un gran potencial para el desarrollo económico de la zona y de la ciudad, sin embargo, dichas intervenciones impactan también en el uso de suelo y en la inmediata suciedad del subsuelo.
Cabe destaca que no siempre las renovaciones generan cambios positivos, ya que ocasionan carencias y detonan un deterioro en la infraestructura urbana en donde se ven problemas de movilidad, carencia de espacio público (vialidades, banquetas, áreas de recreación) debido principalmente a su expansión dentro del territorio de la ciudad, generando un gran desafío para el municipio, como enfrentar la contaminación.
Estas renovaciones urbanas han generado diversos impactos: han incrementado la especulación de la tierra, generado problemas de movilidad en las principales arterias de conexión con la ciudad, originado desplazamiento de las personas originarias de la zona, incrementan el valor de los servicios básicos, impactan en el aumento de las rentas, generan segregación socioespacial en el espacio público e influyen en las costumbres o tradiciones de las zonas, por mencionar solo algunos, Ya que es un caos integral que en lugar de dar una calidad de vida en todo, perjudican la calidad de vida que se desea con un ecosistema sustentable y sin contaminación, pero lamentablemente lo excluyen aunque los consignen en sus proyectos
Además, en el caso particular de las comisarías, los niveles socioeconómicos se vuelven altos, lo que, aunado a la mala planeación urbana, ha propiciado la segregación, haciendo que la habitabilidad no sea asequible, pues se vuelve “exclusiva”, o como dicen los pobladores, es zona para ricos.