Anuncian cambios en el gabinete de Armenta

Puebla.- A pesar del intento oficial por minimizar los evidentes malos resultados de la Feria de Puebla 2025, el gobierno encabezado por Alejandro Armenta ya prepara una serie de movimientos en el gabinete que, aunque se niega que estén relacionados con el desempeño, resultan difíciles de desvincular del notorio descontento ciudadano y la falta de impacto del evento.
El jefe de gabinete, José Luis García Parra, confirmó que “dos o tres” cambios se llevarán a cabo una vez concluya la feria, pero se apresuró a justificar que estos no obedecen a fallas en la gestión, sino a un supuesto “reforzamiento” de otras áreas.
Esta narrativa oficial, sin embargo, contrasta con el evidente desgaste que dejó la feria, tanto en términos de organización como de respuesta del público.
Con la participación de figuras como Raymundo Atanacio, Rafael Moreno Valle Butrón y Daniela Mier en procesos de rotación interna, se evidencia una administración que recurre al reciclaje de perfiles antes que a la evaluación crítica de resultados.
Atanacio, por ejemplo, fue removido del DIF estatal para encabezar la implementación del Plan Nacional Hídrico, en una jugada que más parece un relevo discreto ante bajo rendimiento que una revalorización estratégica.
El hermetismo sobre las causas reales de estos cambios y la negativa a reconocer errores refuerzan la percepción de un gobierno más enfocado en mantener la imagen que en asumir responsabilidades.
Que la Feria de Puebla haya pasado con más pena que gloria —en términos de asistencia, logística y atracción turística— es una señal que debería motivar análisis serios, no simples reacomodos burocráticos.
En lugar de respuestas claras, se ofrecen frases ambiguas como “no es por desempeño” o “es por su perfil”, lo que despierta dudas sobre la verdadera capacidad de autocrítica dentro del gobierno estatal.
A esto se suma el hecho de que los anuncios se han diluido entre declaraciones relacionadas con temas como el simulacro nacional o la reubicación de casetas, distrayendo la atención pública de los problemas centrales.
El gobierno de Armenta está a tiempo de corregir el rumbo, pero para ello necesita asumir con valentía los errores cometidos y dejar de maquillar decisiones que claramente tienen un trasfondo de insatisfacción por resultados.