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Cuando la atrocidad se vuelve rutina en Puebla: Causa en común

Cuando la atrocidad se vuelve rutina en Puebla: Causa en común

Causa en común

Puebla, Pue.- La violencia en Puebla ha alcanzado niveles alarmantes. Solo en el primer trimestre de 2025, se han documentado 98 crímenes atroces en el estado, según el más reciente informe de la organización Causa en Común.

Esto implica que cada 9.1 horas se registra un acto de violencia extrema: asesinatos con tortura, cuerpos desmembrados, fosas clandestinas, narcomensajes. Crímenes que no solo estremecen por su brutalidad, sino por su frecuencia y por la sensación de impunidad que los rodea.

Puebla ocupa ya el tercer lugar nacional en número de atrocidades, detrás de Sinaloa y Guanajuato. Lejos de ser una estadística abstracta, esto refleja una profunda crisis de seguridad, donde la ciudadanía vive cada vez más expuesta al miedo, la incertidumbre y la violencia sin rostro.

Lo grave no es solo lo que ocurre, sino cómo ocurre: “asesinatos con crueldad extrema, violencia sexual, mutilaciones y actos contra la autoridad”, como lo describe el reporte.

En palabras del informe:

“Cada ciudadano y cada comunidad tienen la responsabilidad de exigir a los gobiernos locales y al federal la resolución de casos que han agraviado a la comunidad, con investigaciones sólidas (…) Son indispensables las aproximaciones sociológicas y psicológicas que permitan la comprensión de las distintas realidades locales, y generar propuestas de prevención y atención a la violencia.”

Esta afirmación no es un llamado aislado. Es una advertencia: la violencia que hoy se manifiesta con crudeza es resultado de años de abandono institucional, impunidad sistemática y falta de estrategias con enfoque social. La brutalidad con que se cometen estos delitos revela no solo la ferocidad de los grupos criminales, sino también la debilidad de las estructuras del Estado.

Enfrentamiento entre grupos delictivos, según SSPE

En febrero, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, Francisco Sánchez, reconoció que estos crímenes responden a una pugna entre el grupo delictivo Operativa Barredora y bandas locales. El reconocimiento de la existencia de estos grupos es un primer paso, pero insuficiente. Porque mientras las autoridades anuncian operativos y detenciones aisladas, la violencia persiste y se adapta, extendiéndose incluso en zonas antes consideradas seguras.

Ante este panorama, Causa en Común propuso acciones concretas: reforzar la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y la Comisión Nacional de Búsqueda, así como financiar proyectos que documenten y expliquen la violencia. Pero también, algo aún más básico: garantizar justicia, memoria y atención para quienes han sido alcanzados por la barbarie.

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Puebla necesita mucho más que reacciones reactivas. Necesita una estrategia de seguridad con rostro humano, con políticas que combinen prevención, atención a víctimas y reconstrucción del tejido social. Necesita fortalecer sus instituciones locales, depurar sus cuerpos policiales, y articularse con la sociedad civil y la academia para enfrentar el fenómeno desde múltiples frentes.

Lo más preocupante es la tendencia a normalizar esta violencia. A mirar los cuerpos emplayados, los feminicidios y los narcomensajes como parte del paisaje. Pero detrás de cada caso hay una historia, una familia destruida, una comunidad marcada.

Puebla no puede acostumbrarse a vivir entre cadáveres. Y la ciudadanía no puede resignarse al silencio. Es tiempo de exigir lo que corresponde por derecho: justicia, verdad y paz.

Gloria Lopez


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